VIOLENCIA: JAMÁS. Parte 1

Por: Enoc Príncipe

En el Perú, y en todo el mundo, la violencia cunde, aumenta. El mundo es testigo de los salvajes asesinatos que ejecutan los musulmanes[1], y de los crímenes y asesinatos en cada ciudad y pueblo. Los robos, extorsiones, violaciones, secuestros y variadas acciones del crimen organizado van en aumento.[2] No sólo eso, también la violencia cotidiana en los hogares va en aumento. Para muchos, la casa, el lugar donde más seguros se deberían sentir, es un lugar donde reina el mayor peligro y la inseguridad. El pasado 14 de Febrero un padrastro lanzó contra la pared y estranguló a una bebé de un año porque lloraba mucho.

En el Perú, una de las formas de violencia que está en aumento galopante es la violencia familiar. Aumentan cada día las denuncias de agresiones físicas, verbales y sexuales contra mujeres y niños. Y eso que como sabemos NO TODOS los casos son denunciados. Lima ocupa el primer lugar en violencia familiar, seguida de Junín y luego La Libertad.[3] Por ejemplo, el 45% de las mujeres que trabajan en las casi 2,000 empresas de la zona comercial textil “Gamarra” (La Victoria, Lima) sufre violencia familiar. Y según un estudio estas agresiones generan una pérdida anual de 10 millones de dólares a dichas empresas.[4] A nivel nacional, la violencia familiar genera una pérdida anual de 6,744 millones de dólares.[5]

Según la UNESCO, el Perú ocupaba en el 2009 el segundo lugar en América Latina en violencia verbal entre escolares de 6to. grado. En dicha investigación los robos y las agresiones físicas en los colegios también tienen cifras alarmantes.[6] ¿Habrá mejorado o empeorado esta situación de violencia en los últimos años?

El Diccionario Castellano define “violencia” como:

  1. f. Cualidad de violento.
  2. f. Acción y efecto de violentar o violentarse.
  3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
  4. f. Acción de violar a una mujer.

A su vez, define “violento” como:

  1. adj. Que está fuera de su natural estado, situación o modo.
  2. adj. Que obra con ímpetu y fuerza.
  3. adj. Que se hace bruscamente, con ímpetu e intensidad extraordinarias.
  4. adj. Que se hace contra el gusto de uno mismo, por ciertos respetos y consideraciones.
  5. adj. Se dice del genio arrebatado e impetuoso y que se deja llevar fácilmente de la ira.
  6. adj. Dicho del sentido o interpretación que se da a lo dicho o escrito: Falso, torcido, fuera de lo natural.
  7. adj. Que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia.
  8. adj. Se dice de la situación embarazosa en que se halla alguien.

Hay un aspecto que predomina en nuestras mentes cuando pensamos en la “violencia”. Es el aspecto brusco, impetuoso, agresivo, con uso de la fuerza. Sin embargo, la violencia tiene un aspecto suave y no necesariamente brusco. Note la acepción número 7: “Que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia.” ¿Puede hacerse algo fuera de razón y justicia en manera no brusca, impetuosa o agresiva? La respuesta es: .

Este lado suave, delicado, armonioso, cordial de la violencia se nota mejor en el Antiguo Testamento. Allí Dios usa la palabra hebrea “jamás” para comunicar que “violencia” no siempre es el uso brusco de la fuerza, sino que puede haber actos violentos “suaves y tranquilos”. El Diccionario Vine dice: “Básicamente, jamas connota la ruptura del orden divino establecido.” Y se puede romper el orden divino en manera no brusca ni agresiva. Entonces, puede surgir la pregunta: “Si es algo suave y tranquilo, ¿por qué se le llama violencia?” La respuesta es porque “violencia” es VIOLENTAR LA LEY DE DIOS; con el uso de la fuerza, o suavemente con una sonrisa.

Veamos pruebas de lo afirmado:

Despreciar a una persona es violencia.

Génesis 16.5:Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta [violencia] sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo.

Agar, la sierva egipcia de Sarai, miraba con desprecio a su ama. Se sentía superior a su señora, la menospreciaba. Eso es violencia también. No hay gritos, no hay golpes, no hay amenazas… pero va en contra de principios divinos y, por tanto, es violencia.

Preguntas:

  • ¿Menosprecio a mi jefe a pesar de lo que Dios dice en Colosenses 3.22-24?
  • ¿Menosprecio a algunos hermanos en Cristo a pesar de lo que dice Fil. 2.3?
  • ¿Menosprecio a otras personas a pesar de lo que ordenó Jesucristo en Mt 11.29?

Recordemos, menospreciar a otros es violencia porque viola las leyes de Dios.

 

Toda mentira es violencia.

Éxodo 23.1 afirma: “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.”

La palabra “falso” es “violento”. Es decir, ante el Dios que es Verdad, que ha dicho que no debemos mentir, LA MENTIRA ES VIOLENCIA. Uno puede mentir con voz suave, con una sonrisa, sin causar dolor a la persona a quien le miente… PERO ES VIOLENCIA porque violenta la ley de Dios.

¿Conoce personas que mienten? La mentira aparece en todos los niveles políticos y sociales, en todos los lugares del mundo y en todas las formas. Hay diversos estudios que tratan de medir cuánto se miente en el mundo, pero imagino que no todos los entrevistados han dicho la verdad. Sólo al pensar en la mentira, coincidimos con el diagnóstico de Dios en Génesis 6.11: “Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.”

Preguntas:

  • ¿Digo mentiras a pesar de lo que Dios dice en Efesios 4.25?

No importa las circunstancias, toda mentira es pecado, es violencia porque viola el mandato de Dios.

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[1] El Estado Islámico degüella hombres y mata niños por el sólo hecho de ser extranjeros o no musulmanes.

[2] Según el Comité Estadístico Interinstitucional de la Criminalidad (CEIC) del Perú, Trujillo Lima y Chimbote son las ciudades con más alta tasa de asesinatos, ya sea en asaltos o por sicariato.

[3] Según estadísticas del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual "Contigo" del el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables del Perú.

[4] Arístides Vara Horna, investigador de la Universidad de San Martín de Porres (USMP).

[5] Por el ausentismo, licencias por salud o gestiones legales, y bajo rendimiento.

[6] estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desarrollado entre 2005 y 2009.

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