Principios bíblicos para un nuevo año lleno de frutos. Col.1:3-9

Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio”. Col.1:3-5

El mismo acontecimiento de cada año se repite como siempre a todas luces. Dos etapas de tiempo se contrastan notoriamente. Una va llegando a su fin, y la otra se levanta imponente. Mientras, el corazón de los hombres se llena de expectativas, sueños, metas y también de pensamientos con ideas de hacer mejor las cosas para el próximo año que se acerca. En medio del alboroto por las fiestas, cual yo considero el tiempo ideal para hacer un alto, vienen a nuestras mentes y oídos, tales pensamientos como: Revisar las metas cumplidas y proyectarse nuevas para el próximo año. Todo en pro de que las cosas nos vayan mucho mejor en este nuevo año que se avecina.

Pero esta vez, sería mucho mejor revisar nuestro propósito de vida en las Escrituras. ¿No lo cree así? Entonces, vamos a revisar los primeros versos de la preciosa epístola a los Colosenses. Y aprender algunos principios claros que nos
ayudarán a establecer metas bíblicas. Las cuales glorifiquen a Dios, no solo al inicio de un nuevo año sino cada vez más a lo largo de todas nuestras vidas.


GRACIAS, (Col.1:3).  Una palabra a menudo olvidada y poco practicada. Todos sabemos desde donde escribe Pablo. Y no era desde un lugar muy cómodo. Colosenses se encuentra dentro del grupo de cartas denominado “Las Epístolas de la prisión” precisamente porque Pablo las Escribe desde la cárcel. Después de una carrera brillante en el ministerio [y con brillante me refiero a piedras, palos, golpes y sufrimientos muchos], Pablo se encuentra prisionero. Si usted estuviera en dicha situación ¿Qué es lo primero que estaría diciendo? ¿Cuál sería su primer pedido de oración? Pablo nos demuestra el fervor de un genuino siervo de Dios. ¡Él esta agradecido! Es posible tener un corazón agradecido, aun cuando todo parezca ir mal, si es que miramos desde la óptica y las prioridades de Dios. Pablo decía: “Siempre orando por vosotros”. Con esta expresión nos enseña que su prioridad de oración y ministerio se encontraba en los demás antes que en él mismo. Esto solo es posible de hacer cuando el sentir de Cristo reina en el corazón (Filipenses 2:2-8). En su oración, siempre enfocada en los demás, expresa:

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo habiendo oído de vuestra fe en Cristo…” Cuando uno quita su mirada de si mismo, y la enfoca en la “obra de Cristo en los demás”, es casi imposible que su corazón y sus palabras no expresen gratitud.

Ser agradecido es tener una visión más allá de lo ordinario y la capacidad de ver con los ojos de Dios. Ahora quiero despertar tu atención a este punto, para un nuevo año conforme al corazón de Cristo. Recuerde que Pablo no agradecía por los años de ministerio, Él tampoco agradecía ni pedía por su liberación. Pablo no agradecía por los años de vida, ni por sus metas personales cumplidas. Pablo agradecía porque Dios estaba perfeccionando su obra en las vidas de los hermanos. El gozo por esta verdad era mayor a cualquier problema o circunstancia difícil que estuviera atravesando. Pablo nos demuestra que en medio de todo hay que tener un corazón agradecido pero enfocado en “la obra de Cristo en los demás” antes que en uno mismo.

En medio de esta oración de gratitud, podemos rescatar algunos principios para nuestra enseñanza, pero sobre todo para que nuestras principales metas para este nuevo año sean conforme a la voluntad expresada de Dios:

1. FE. Habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús,
y del amor que tenéis a todos los santos
[1:4].

La fe es el elemento que nos sostendrá en el camino aun cuando todo parezca oscuro. Nuestra confianza debe estar depositada siempre en Cristo y nuestro amor vertido en aquellos hermanos redimidos por Cristo. Pablo agradecía por la fe de los Colosenses, ¿Cómo esta su fe? ¿Trabaja en el fortalecimiento de la fe de los
demás? Es tiempo de marcarse metas que le ayuden a fortalecer su fe en Dios y ayudar a crecer en la fe a los demás.

  • La fe es necesaria para permanecer sirviendo a los demás. (1Ts 1:3; Heb. 6:10)
  • La fe es necesaria para soportar las aflicciones. (2Ts. 1:4)
  • La fe es necesaria para obtener victoria sobre el enemigo. (1Ped. 5:8-9)
  • La fe es necesaria para vivir agradando a Dios. (Heb. 11:5-6)

2. ESPERANZA. A causa de la esperanza que os
está guardada
en los cielos…” [1:5]

La esperanza es el producto inmediato de una fe en fortaleza [Ro 5:1-5]. No dejemos de mirar al futuro frente a cualquier obstáculo o prueba que se nos presente. Nuestra constancia en la esperanza generará aun más gloria en nuestras
vidas para Dios (1Tes 1:2-9). La Esperanza nos invita a purificar nuestros corazones como Juan diría: “y Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a si mismo, así como él es puro” (1Jn.3:3). Entonces trace sus metas de acuerdo a las cosas que van a traerle mayor pureza a su vida. Planifique cada día, cada mes, cada año como si fuera el último. Nunca deje de esperar al Salvador.

3. FRUTO. “que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oíste y conocisteis la gracia de Dios en verdad” (1:6)

Un corazón que en verdad tiene a Cristo, no solo posee fe y esperanza, sino que dará buenos y abundantes frutos como producto de la gracia de Dios impartida en su vida. Procure examinar su vida y todo lo que ha sido este año y responda:
¿Ha crecido en frutos para el Señor? No hablo de “obras propias” sino de “frutos” producidos por Cristo. ¿Ha estado suficiente tiempo con Jesús, se ha deleitado mucho en su presencia?, ¿Se ha gozado en el camino de sus mandamientos?, ¿Ha
sido fiel a su causa?, ¿Ha fortalecido su comunión con él de tal manera que todo esto se hace evidente en cada paso que da?. Si no lo ha hecho, es tiempo de corregir este aspecto de su vida y comenzar a llevar frutos para gloria del Señor.
Recuerde que sin Jesús, nada podrá hacer. Es decir, nada que agrade y glorifique al Padre. Y recuerde también, que nada de este año y del nuevo que se avecina se trata de usted, sino solamente de Dios, antes que todas las cosas.

4. SABIDURÍA. “y de pedir que seáis llenos del conocimiento
de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” [1:9]

Este año ¿Usted ha crecido en el conocimiento y la gracia de Jesucristo? ¿Es ahora más sabio que antes?. No olvide que el deseo de Dios es que sus hijos crezcan conociéndole más. Que sean cada vez más sabios, para que puedan siempre aprobar lo mejor para su Honra (Fil. 1:10-11). Es tiempo de planificar y organizar de mejor manera el tiempo, para que este nuevo año pueda aprender mucho más de Cristo y de su palabra. ¿Se ha discipulado o ha dejado de hacerlo? ¿Esta proveyendo de sabiduría y conocimiento a otros? ¿Su culto a Dios es emocional o con entendimiento?. ¿Es fiel a su congregación? Procure tomar en cuenta estas preguntas a la hora de fijar sus metas.

Pablo concluye: “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” [Col.1:10]. Este es el deseo de Dios para usted, en este nuevo año.


Nunca olvidemos estos principios tan claros:

  1. Sea siempre agradecido, lo que fue este año determinará el próximo.
    Dios le ha enseñado a través de todo lo que vivió para que ahora haga
    mejor las cosas para él. Así que, sea agradecido y levántese para Dios,
    trazando metas que le honren.
  2. Crezca en la fe, congregue en una iglesia, abunde en oración,
    tenga comunión con el pueblo santo de Dios. Soporte la aflicciones,
    predique el evangelio, haga discípulos. Ande como es digno del Señor!
  3. Todo lo que hace tiene que apuntar a la venida del Señor.
    No pierda nunca la esperanza en Cristo. Ya su vida está comprada,
    viva para aquel que la compró por precio infinito.
  4. Compruebe siempre lo que es agradable a Dios,llévele fruto en toda
    buena obra. Procure estrechar su comunión con Dios, tome las
    decisiones que sean necesarias para ello, no importa cuanto cuesten,
    a quienes deje o lo que impliquen. Usted ha sido llamado a llevar frutos
    para Dios. Cuando Cristo sea su primer amor, los frutos serán
    abundantes en usted.
  5. No deje de crecer en el conocimiento de Dios. Tome el ejemplo de
    Pablo que hasta el último día de su vida no dejó de aprender del Señor.
    Y sobre todo, enseñe a los demás! [2 Pedro 1:3-11]

¡¡Muchas Bendiciones en Cristo!! Que las metas y decisiones que usted se trace, para este nuevo año, sean para alabanza de su Gloria!

”RC. Columna y Baluarte”
JONATAN CÓRDOVA


Jesús frente al judaísmo de su época

Los cristianos poco conocemos acerca del judaísmo de la época neo testamentaria.  Aplicamos el término “fariseo” como sinónimo de “hipócrita” o “falso” llegando al punto de considerarlo una ofensa. Lo cierto es que el judaísmo “ortodoxo” y más conservador de la época de Jesús era el judaísmo fariseo, basado en la Torah escrita (Tanah – Libros correspondientes al Antiguo Testamento) y la Torah oral (lo que hoy podríamos llamar Talmud). Eran los fariseos los que buscaban la pureza en el ejercicio de los mandamientos de Dios, y eran muy reverentes al culto judaico más que ningún otro tipo de creyente judío.

Según Flavio Josefo, los Perushim (fariseos) eran un grupo de judíos ascetas en cuanto al estilo de vida, preocupados por aparecer como rigoristas en lo tocante a la Torah. Poseían un cuerpo adicional de interpretaciones y tradiciones, y las prácticas religiosas se llevaban a cabo de conformidad con su propia interpretación. [1]

El problema no fue en realidad sus prácticas piadosas sino la hipocresía y la exaltación de las interpretaciones rabínicas posteriores al considerarlas como Palabra de Dios, igual que la Ley escrita de Moisés. Después de la diáspora babilónica (S. V a.C.), surge una nueva filosofía en el judaísmo de la época, la cual establecía que Dios había entregado a Moisés una Torah escrita y otra Torah oral, siendo preservado este pensamiento hasta la época del Segundo Templo por los fariseos,  los cuales fueron los antepasados del movimiento rabínico de hoy, acerca del valor divino de la Torah oral. [2]

Luego de la destrucción del Segundo Templo (70 d.C.), la secta ortodoxa se fortaleció más que las otras corrientes religiosas judaicas tanto que las otras quedaron marginadas. [3]

Entonces, podemos establecer un punto de conexión entre el judaísmo ortodoxo actual y el fariseísmo de la época de Jesús. Para entender, cuán importante era para los fariseos antiguos la Ley Oral, es necesario ver en los judíos ortodoxos modernos sus opiniones.

Nicholas De Lange escribe:

Para el judaísmo ortodoxo de hoy, la Torá (todas las enseñanzas de la Biblia y del Talmud, la literatura canónica posterior y, en especial, las prácticas codificadas en el Shulján Aruj y otros escritos halájicos) es revelación divina e inmutable. Este enfoque deja poco lugar a una crítica bíblica libre de prejuicios i a los análisis históricos del Talmud.” [4]

Dan Cohn-Sherbok escribe acerca del judaísmo ortodoxo:

Torá es la palabra hebrea para “Ley”. En el judaísmo se usa para nombrar el Pentateuco, pero, en un sentido más amplio, también se hace referencia a la totalidad de la Ley Oral y Escrita e incluso a todo el modo de vida judío. La Torá cubre cada detalle de la vida – la comida permitida, la ropa apropiada, la conducta hacia los amigos judíos, la conducta en los asuntos humanos, el papel de las mujeres, las obligaciones de los padres y de los hijos, las festividades que hay que celebrar y los ayunos que hay que observar.”.[5]

Luego agrega:

PERFIL ESPIRITUAL DE UN LÍDER CRISTIANO


"Un líder cristiano exitoso pero ensoberbecido,
es en realidad un líder fracasado

Pastor: Fulgencio Pech Jiménez
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¿Cuál podría ser la definición de un líder? Un líder es una persona que actúa como guía o jefe de un grupo. Para que su liderazgo sea efectivo, el resto de los integrantes deben reconocer sus capacidades.

El líder tiene la facultad de influir en otros sujetos. Su conducta o sus palabras logran incentivar a los miembros del grupo para que trabajen en conjunto por un objetivo común.

No a todos les gusta la palabra “Líder” para referirse a un guía espiritual o a un servidor dentro de la iglesia. Algunos prefieren la palabra “Siervo” o “Servidor”. Sin embargo, la palabra “líder”, es más comprensible en nuestro entorno. Así que, hablaremos de las cualidades espirituales que debe tener un guía o servidor dentro de la iglesia, pero el mensaje tiene por título: “El perfil espiritual de un líder cristiano”.

Si quisiera hablar simplemente del perfil de un líder podría decir que el líder debe ser:

  • Optimista, para contagiar entusiasmo.
  • Hábil, Para desenvolverse, como un pez en el agua, en medio de cualquier situación.
  • Convincente, para conseguir que las personas piensen o actúen de una manera diferente a la que inicialmente lo hacían.
  • Creativo, para aportar nuevas ideas que ayuden a alcanzar más cantidad y calidad de resultados.
  • Perseverante, para no desanimarse ante algún fracaso, error o carencia.
    Intrépido, para no amedrentarse ante los desafíos.

¿Quién no quisiera tener un líder con esas cualidades?

Sin embargo, cuando se trata de un líder espiritual, este necesita un carácter con cualidades mucho más sublimes. Y ya que muchos tenemos el gran privilegio de servir a nuestros hermanos con algún nombramiento o sin él, meditemos en “El perfil espiritual de un líder cristiano”.

I. Salvación Evidente:

El líder cristiano no solamente debe confesar que es salvo, también debe demostrarlo:

FORMACIÓN Y UNIDAD DE LA BIBLIA.

Para empezar a hablar de cómo se formó la Biblia, debemos tener en cuenta a la palabra “Canon”, que significa “Estándar” o “Regla”. En el siglo IV la palabra «Canon» se utilizó para referirse propiamente a las Escrituras. El «Canon» de la Biblia es la lista de Escrituras autorizadas e inspiradas. Con ese significado específico, la palabra fue utilizada posiblemente por primera vez por Atanasio, el obispo de Alejandría, en el año 367 d.C.

De acuerdo con su mismo contenido, las Sagradas Escrituras son una revelación
de Dios al hombre. La revelación que Dios hace de sí mismo, al “Ser humano”, la
ha revelado primeramente a través de su palabra:

  1. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas…” (Hebreos 1:1).
  2. “Palabra de Jehová que vino a Jeremías diciendo… escríbete en un libro todas las cosas que te he hablado…” (Jeremías 30:1, 2).
  3. “Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te
    hablaré y oye con tus oídos. Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo y háblales y diles…” (Ezequiel 3:10, 11).
  4. “Escribe las cosas que has visto, las que son, y las que han de ser después
    de estas” (Apocalipsis 1:19).

El término griego Canon es de origen semítico y su sentido inicial fue el de «Caña». Más tarde la palabra tomó el significado de «Vara larga» o listón. En el uso cristiano, vino a significar “la regla escrita de la fe”, es decir la lista de los escritos originales y autoritarios que forman la Biblia.

LAS ESCRITURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.

En los días de Jesucristo, querido lector, había un conjunto de escritos, llamados
“Las Escrituras” que ahora es llamado “el Antiguo Testamento”, que el pueblo Hebreo reconocía como inspirados por Dios. Jesucristo mismo así lo reconocía.

Las Iglesias Cristianas aceptamos estos escritos como Palabra inspirada por el
Espíritu Santo, los cuales son 39 escritos en total:

  1. El Pentateuco, (5 libros): Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio.
  2. Los Libros Históricos, (12 libros): Josué, Jueces, Rut, Primer Libro de Samuel, Segundo Libro de Samuel, Primer Libro de Reyes, Segundo Libro de Reyes, Primer Libro de Crónicas, Segundo Libro de Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester.
  3. Los Libros Poéticos, (5 libros): Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares.
  4. Los Libros Proféticos, (17 libros); Profetas Mayores: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel; Profetas Menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías.


LAS ESCRITURAS DEL NUEVO TESTAMENTO.

Durante el comienzo de la era cristiana, los primeros cristianos que aceptaron los 39 libros del Antiguo Testamento bajo la supervisión de los Apóstoles, comenzaron a hacer colecciones de los escritos del Nuevo Testamento que se colocaban al mismo nivel del Antiguo Testamento como Palabra inspirada por el Espíritu Santo.
La siguiente Información es tomada del “Compendio Manual de la Biblia, por Henry
H Halley”

LIMPIANDONOS CON LA PALABRA.

¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu Palabra. Salmo 119:11

Nosotros los jóvenes tenemos,  día a día, luchas y pruebas por las cuales lidiamos; y  esto mucho más si es que hemos conocido a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Son pruebas contra el pecado, las tenemos a la vuelta de la esquina. Pero también, tenemos confianza en que Dios nos dará la victoria. Como diría el amado apóstol Pablo: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Corintios 15:57).


En este breve estudio, quisiera animar a nuestros jóvenes lectores a querer vivir una vida limpia y agradable delante de Dios.  El texto principal, como leímos, nos hace una pregunta: ¿Con que limpiara el joven su camino? Y el mismo verso contesta: “Con guardar tu palabra”. Y es exactamente lo que cada uno de nosotros, los jóvenes que por la gracia de Dios conocemos a nuestro gran Dios y Salvador, deberíamos estar haciendo... guardar la Palabra de Dios. 

  Estamos rodeados de malas influencias tanto en la escuela, en el trabajo, como en la colonia donde vivimos; aunque no se entienda que un joven cristiano ande entre jóvenes que no aman a Dios, Pero la única razón por la cual deberíamos de hablar con ellos es para hablarles de nuestra fe en Jesús y presentándoles el evangelio.

Pero podemos también encontrar entre nuestros amigos a buenos hermanos jóvenes, como nosotros, que aman y sirven a Dios con todo su corazón. Pero en donde podemos hallar  más ese tipo de influencia es en las Escrituras. Ellas nos muestran aquellas vidas de jóvenes que tenían un corazón para Dios y guardaban su Palabra y le temían.

José y la palabra de Dios

  Un joven ilustre en la Biblia es José, él me ha influenciado mucho con su historia de cuando fue vendido por sus hermanos y llegó a la casa de Potifar.

Génesis 39:1-7  “Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Más Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia. Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.”

   Hasta este punto de la historia, vemos como Dios le daba gracia a José delante de los hombres. Este es un principio importante, como dice en Proverbios 3:1-4

Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad. Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.”

¡Hay gran bendición y mucha sabiduría en guardar la Palabra de Dios!.

Ahora vemos como José fue enfrentado a esta tentación; él bien pudo pensar dentro de sí: “Pues nadie nos esta viendo, ¿Quién va a saber?, al cabo que es un ratito de placer”. Pero estoy convencido de que él sabía que Dios todo lo ve, todo lo sabe y que todo lo escudriña; José tenía temor de Dios y guardaba su Palabra. Por esto, él dijo estas palabras:

ESTRATEGIAS MISIONERAS EN LA BIBLIA. I

Proverbios 23.7 nos dice que “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.” Jesús dijo que “el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; …porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lc. 6.45). Pablo bajo inspiración dejó muy claro que “con el corazón se cree para justicia” (Ro. 10.10) y afirmó: “cada uno dé como propuso en su corazón” (2 Co. 9.7). Es decir, la Biblia nos muestra que nuestro corazón determina nuestra salvación, nuestro carácter, nuestro mensaje y nuestras acciones.


   Cuando entramos al campo de las misiones es igual: Nuestra teología determina nuestra praxis. Si entendemos que la Misión se originó en Dios, que la Meta de la Misión es Dios, y que el Medio de la Misión también es Dios, nuestro actuar será teocéntrico y sujeto a Su Palabra. No todos los que se llaman cristianos sostienen lo dicho anteriormente. Por ejemplo, considere la siguiente cita:

“…es necesario ir más allá y escribir sobre el significado de la misión para nuestra propia era, tomando en cuenta que el tiempo presente es fundamentalmente diferente de las épocas en que Mateo, Lucas y Pablo escribieron sus Evangelios y Epístolas a la primera y segunda generación de cristianos. Las profundas diferencias entre aquella época y la nuestra implican que no es suficiente apelar de manera directa a las palabras de los autores bíblicos para aplicarlas una por una a nuestra situación. Debemos, más bien, con liberad creativa pero responsable, prolongar la lógica del ministerio de Jesús y de la Iglesia primitiva de una manera imaginativa y creativa a nuestra propia era y a nuestro contexto1 . (énfasis del autor).

   De modo que en estos días de auge misionero, como bautistas que sostenemos que la Biblia es nuestra regla de fe y práctica, debemos reafirmarnos en basar nuestra acción misionera en la Palabra de Dios. Por ello, consideraremos la estrategia misionera de Jesús, la estrategia bajo la cual Dios guió al apóstol Pablo, y la estrategia divina reflejada en el apóstol Juan.

Estrategia Misionera de Jesús.

 

En el Antiguo Testamento.

  1. Es muy claro en las Escrituras que la Trinidad en pleno ha estado activa desde Génesis 1.1; creando, ordenando y tratando con el hombre. Gn. 1.2, 26-27; Job. 26.13; Col. 1.16; Jn. 1.3; He. 1.8-10.
  2. Cada vez que en el A.T. alguien vio a Dios, en verdad vio a Jesús hecho visible o materializado. Jn.1.18; 1 Ti. 6.16.
  3. Por ejemplo, ¿Quién se apareció a Abraham, a Jacob y a Moisés? Ex. 3.1-10; Jue. 2.1-2.
  4. Jesús Pre-encarnado, como el Ángel de Jehová o materializado como hombre, participó activamente en la Misión, revelando a los hombres la Persona y las obras de Dios con el fin de traerlos a la comunión con Él.
  5. Si Adán vio una Teofanía, era Jesús Pre-encarnado tratando de guiarle al arrepentimiento inmediatamente después de la Caída. Gn. 3.8-21; 16.6-14; 18; 22.11-18; 32.22-30; 35.9- 13; Jos. 5.13-15; Jue. 13.2-23; 2 R. 19.34-35.

En el Nuevo Testamento.

  1. Algunos visualizan así la relación entre Dios y su creación: (Todos de la misma esencia, pero disminuyendo en su calidad)

    Dios----espíritus----hombre----mujer---- animales----plantas----cosas.
  2. Otros no llegarían tan lejos, pero piensan que el hombre es en naturaleza como Dios, sólo que en menor potencia. Inclusive los Mormones piensan que el hombre puede ascender hasta llegar a ser como Dios, porque Dios fue hombre como nosotros.
  3. Bíblicamente entendemos la relación entre Dios y su creación, de la siguiente Manera:

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  4. Es decir, ni los ángeles ni los hombres  tenemos la naturaleza divina; somos criaturas con semejanza ética, pero no igualdad ontológica.  No seremos Dios, no seremos parte de la Trinidad, ni seremos dioses con poderes menores; seremos criaturas glorificadas, pero siempre criaturas.
  5. 2 Pedro 1.4 dice que Dios nos ha dado promesas para “llegar a ser participantes de la naturaleza divina”. El hombre en sí mismo no participa de la naturaleza divina; Pero quienes en arrepentimiento hemos puesto nuestra fe en Cristo sí participamos de obras divinas que afectan radicalmente nuestro ser: El nuevo nacimiento3, la morada del Espíritu Santo, la futura glorificación y perfecta santificación.4
  6. Cristo es el único que ha cruzado esa inquebrantable división ontológica entre el Creador y Su creación: Cuando al encarnarse tomó naturaleza humana sin perder Su naturaleza divina.  Él ha unido en una sola Persona las dos naturalezas.  Jn. 1.1, 14; Col. 2.9; Ap. 2.8.5

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  7. Cristo no sólo se identificó con la raza humana caída, sino que se hizo parte de ella… pero sin pecado. He. 2.14; 4.14-15; 1 Ti. 2.5.

PERFIL BÍBLICO DE UN BUEN LÍDER

El liderazgo es un tema desafiante a la vez. Apasionante, porque ser líder en la iglesia local es una tarea que todo creyente debe cumplir con la más ardiente pasión de su corazón. Esta, no es una responsabilidad cualquiera. Y desafiante, porque para ser un líder cristiano y estar a la altura de lo que la Palabra de Dios demanda; se necesita la plena y suficiente gracia de Dios, para ejercerlo como debe ser. Es desafiante además, porque antes de escribir sobre el mismo, ya se debería estar caminando en estos pasos que se pretende enseñar a otros. Como dijera el "Príncipe de los predicadores" C.H. Spurgeon: “Debemos estar dispuestos a mover nuestros pies si es que estamos reclamando de Dios la ayuda para ser ese tipo de líder que Dios quiere que como cristiano llegues a ser.”


La gran mayoría de las personas creen que un buen líder es alguien que sólo tiene
un carisma especial para reclutar personas a su alrededor, o que mueve recursos y que tiene enorme influencia o popularidad. Si se hiciera una pregunta de esta índole, no dudo que algunos cristianos tal vez dieran una opinión parecida de lo que significa ser un buen líder. Pero nada más alejado de la realidad de la palabra de Dios. Conviene por tanto, que hagamos una pregunta pertinente: ¿Enseña la Biblia
sobre el liderazgo? ¿Cuáles son esas enseñanzas? ¿Qué es ser un buen líder
según la Palabra de Dios? ¿Podemos aplicar los patrones de liderazgo mundanos a la iglesia? La respuesta a estas preguntas la encontraremos el "perfil bíblico de un buen líder"

Un buen líder es alguien que ha nacido de nuevo.

  Usted tal vez se pregunte, ¿Por qué mencionar algo tan evidente? Pues créame que no lo es. Uno de los grandes problemas de nuestras iglesias es que existen muchos líderes que NO han nacido de nuevo.  El nuevo nacimiento es una obra sobrenatural del Espíritu Santo y condición esencial para entrar en el reino de Dios (Juan 3.1-12). Note que en los vv.3, 5, 7 Jesús le enfatiza a este maestro de Israel que debía nacer de nuevo para entrar en el reino de Dios.

   Líderes que no han experimentado el nuevo nacimiento pueden llegar a ser potencialmente peligrosos para la salud espiritual de la iglesia local. Así le recalcó Pablo al joven Timoteo que tuviese cuidado de algunos personajes, que por sus frutos se nos hace evidente que no habían nacido de nuevo. Estas personas tenían cierta influencia dentro de la iglesia local por lo que  causaron algunos daños a la vida, la doctrina y la unidad del cuerpo local de creyentes. (1a Timoteo 1.19-20; 2a Timoteo 2.16-18; 3:1-8)

NO ES CÁRCEL, ES UN CASTILLO

“Guardare tu ley siempre, para siempre y eternamente.
Y andaré en libertad, porque busque tus mandamientos.”

Salmo 119:44,45

     En este articulo quisiera tratar un tema sencillo pero en verdad que nos puede ayudar. Lo quise titular “No es cárcel, es un castillo”. Y esto respecto a los “límites” puestas tal vez por nuestros padres o alguna autoridad puesta por Dios sobre nosotros. Un castillo es un edificio o conjunto de edificios, cercados de murallas, baluartes, fosos y otras fortificaciones que sirven como fortalezas de protección frente a los ataques de los enemigos. En el Salmo 119:44-45 podemos leer: “Guardare tu ley siempre, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad, porque busque tus mandamientos”. Ahora, quiero resaltar la parte del texto que dice: “Y andaré en libertad, porque busque tus mandamientos”. A veces los jóvenes se sienten presos porque, según sus perspectivas propias, no los dejan ser “libres”. Tienen que vivir bajo reglas puestas por sus padres o alguna otra autoridad, y algunos viven pensando: “¿Cuando será el día en que me pueda salir ya de esta cárcel en la que mis padres me tienen?, ya quiero cumplir la mayoría de edad y volar y explorar el mundo”. Pero no saben que toda autoridad es puesta por Dios a nosotros para nuestro cuidado, y es un cerco de protección, un castillo a nuestras vidas como jóvenes.

     Siendo yo mayor de edad, aún necesito tener autoridades sobre mi vida. Ya no vivo con mis padres, pero eso no me  hace “libre” de vivir la vida como a mí me plazca; viéndolo de la manera espiritual,  pertenecemos al Señor y el se encarga de poner en nuestras vidas personas que también son adecuadas para nuestro cuidado. Uno de ellos, aparte de tus padres, es tu pastor. Dios lo puso en tu vida para que puedas recibir el pan espiritual cada vez que te reúnes en tu Iglesia local (He. 13:17). Otra autoridad podrían ser los policías de tu comunidad. Romanos 13:1 dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”. Cada uno de esos principios es básico para nuestras vidas. Cuantos jóvenes nos han precedido  y se han ido antes de tiempo por causa de salirse del “castillo” en el cual Dios los había puesto; Muchos así, desobedecen a los padres, se brincan las reglas establecidas y sufren también consecuencias irreversibles.

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