PERFIL BÍBLICO DE UN BUEN LÍDER

El liderazgo es un tema desafiante a la vez. Apasionante, porque ser líder en la iglesia local es una tarea que todo creyente debe cumplir con la más ardiente pasión de su corazón. Esta, no es una responsabilidad cualquiera. Y desafiante, porque para ser un líder cristiano y estar a la altura de lo que la Palabra de Dios demanda; se necesita la plena y suficiente gracia de Dios, para ejercerlo como debe ser. Es desafiante además, porque antes de escribir sobre el mismo, ya se debería estar caminando en estos pasos que se pretende enseñar a otros. Como dijera el "Príncipe de los predicadores" C.H. Spurgeon: “Debemos estar dispuestos a mover nuestros pies si es que estamos reclamando de Dios la ayuda para ser ese tipo de líder que Dios quiere que como cristiano llegues a ser.”


La gran mayoría de las personas creen que un buen líder es alguien que sólo tiene
un carisma especial para reclutar personas a su alrededor, o que mueve recursos y que tiene enorme influencia o popularidad. Si se hiciera una pregunta de esta índole, no dudo que algunos cristianos tal vez dieran una opinión parecida de lo que significa ser un buen líder. Pero nada más alejado de la realidad de la palabra de Dios. Conviene por tanto, que hagamos una pregunta pertinente: ¿Enseña la Biblia
sobre el liderazgo? ¿Cuáles son esas enseñanzas? ¿Qué es ser un buen líder
según la Palabra de Dios? ¿Podemos aplicar los patrones de liderazgo mundanos a la iglesia? La respuesta a estas preguntas la encontraremos el "perfil bíblico de un buen líder"

Un buen líder es alguien que ha nacido de nuevo.

  Usted tal vez se pregunte, ¿Por qué mencionar algo tan evidente? Pues créame que no lo es. Uno de los grandes problemas de nuestras iglesias es que existen muchos líderes que NO han nacido de nuevo.  El nuevo nacimiento es una obra sobrenatural del Espíritu Santo y condición esencial para entrar en el reino de Dios (Juan 3.1-12). Note que en los vv.3, 5, 7 Jesús le enfatiza a este maestro de Israel que debía nacer de nuevo para entrar en el reino de Dios.

   Líderes que no han experimentado el nuevo nacimiento pueden llegar a ser potencialmente peligrosos para la salud espiritual de la iglesia local. Así le recalcó Pablo al joven Timoteo que tuviese cuidado de algunos personajes, que por sus frutos se nos hace evidente que no habían nacido de nuevo. Estas personas tenían cierta influencia dentro de la iglesia local por lo que  causaron algunos daños a la vida, la doctrina y la unidad del cuerpo local de creyentes. (1a Timoteo 1.19-20; 2a Timoteo 2.16-18; 3:1-8)

   Esta situación (los daños causados) fue el motivo por el cual el apóstol Pablo le escribió a Timoteo y le  dio pautas o requisitos para seleccionar los líderes en la iglesia. En especial Pablo, él centró su atención en los pastores y diáconos. Los requisitos enumerados  por el Apóstol igualmente son aplicables a todo el liderazgo cristiano. Por eso en la siguiente línea vamos a hablar de esto.

Un buen líder es alguien que cumple con los requisitos bíblicos.

   Los requisitos bíblicos para el liderazgo son expuestos en 1Timoteo 2.1-13, donde se especifica a quiénes se puede seleccionar para ocupar puestos de oficiales como son el pastor y los diáconos. Llama la atención que en su mayoría, las cualidades enumeradas son espirituales y morales. Las mismas se deben tener en cuenta para probar a aquellos que dicen estar llamados por Dios a ejercer cierto liderazgo; o al menos,  debe verse en ellos el potencial para desarrollarlas.

   Solo en el caso de los pastores se necesitan dos requisitos exteriores a lo moral y espiritual, pero muy vinculados: "no un neófito (un recién convertido)" y "apto para enseñar" (esa es una de las tareas primarias de un pastor). Ambas cuestiones están ligadas y se expresan dos razones claras del porqué tomarlas en cuenta.

   La primera de estas cualidades externas es: "apto para enseñar". Los maestros de la iglesia, ya sean pastores o hermanos dedicados a esa tarea, deben ser creyentes de probada experiencia cristiana. El ser un maestro cristiano es un don dado por Cristo a la iglesia (Efesios 4.11) y por tanto un regalo para "la edificación del cuerpo de Cristo". Es por estas razones que los maestros cristianos deben mostrar habilidades en el manejo de las Escrituras y ser formados bíblica y teológicamente para poder desempeñar la tarea que tienen por delante. !Enseñar las Escrituras es la más grande y noble tarea de todas!. Se trata de enseñar la materia más importante del mundo: La Palabra de Dios.

   La segunda cualidad externa, y por cierto vital es: "no un neófito" para evitar que "envaneciéndose caiga en la condenación del diablo". Caer en la condenación del diablo es igual a decir: Evitar que llegue a pecar en la misma forma que Satanás lo hizo al mostrar orgullo y rebeldía contra Dios. Los nuevos convertidos deben ser entrenados para las funciones del liderazgo por los  pastores de las iglesias porque pueden dañarse ellos mismo y dañar a otros cristianos en el cuerpo de Cristo.

    A propósito de esta última cualidad señalada, vemos que las Escrituras señalan algo que tiene mucho que ver con este asunto y se constituye así en el tercer punto que quiero relacionar con respecto al perfil bíblico de un buen líder.

Un buen líder es alguien que vive en humildad y sacrificio personal.

Cuando hablamos de humildad generalmente pensamos en "estrechez económica". Ambas cuestiones no son ni excluyentes, ni incluyentes. Nuestro Señor Jesucristo mencionó esta cualidad en el Sermón del Monte, cuando dijo: "Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos" (Mateo 5.3).

Un pobre en espíritu es alguien que reconoce su necesidad suprema de Dios y que es insignificante ante el Rey de reyes y Señor de señores. Un pobre en espíritu se somete a su Rey, nuestro Señor Jesucristo. Un pobre en espíritu es alguien que ha recibido a Cristo por la fe y es alguien que NO se considera suficiente en sí mismo ni tampoco a sí mismo capaz de hacer sus tareas. A menos que entendamos que es ser un pobre en espíritu nunca podremos llevar un liderazgo digno del Señor y de la gloria de Dios.

En cuanto al sacrificio personal, el apóstol Pablo dando instrucciones a Timoteo le dejó por escrito lo que  significa. En 2 Timoteo 2.1-7 Pablo emplea la imagen de tres oficios que son ejemplos de sacrificio personal: Un solado, el atleta y el labrador. El soldado es ejemplo de entrega, sacrificio personal y obediencia. El atleta es símbolo del esfuerzo personal y la disciplina. El labrador es símbolo del trabajo duro y de la fe que espera. El líder cristiano es alguien cuya obediencia suprema está totalmente puesta en Jesucristo, sigue sus instrucciones, es disciplinado en su vida espiritual, trabaja duro y espera por fe los resultados que vienen de Dios.

Cuando hablamos del "perfil bíblico de un buen líder" es preciso definir claramente lo que la Palabra de Dios nos enseña. Recordemos siempre que un buen líder es alguien que vive en humildad y sacrificio personal, un buen líder es alguien que cumple los requisitos bíblicos establecidos y que ha nacido de nuevo. Es la palabra de Dios, que nos enseña Su voluntad, Su carácter y atributos la que debe ser la medida de todo buen liderazgo.

Un líder de acuerdo a las Escrituras es completamente diferente a la idea que el mundo de hoy tiene sobre el mismo. Un líder conforme a las Escritura es alguien que "procura con diligencia presentarse a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzase, que usa bien la palabra de verdad" (1 Timoteo 2.15).


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ISAAC ZAMORA
”RC. Columna y Baluarte”

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